El extraordinario y resueltamente romántico Onegin de John Cranko es un ballet que los mejores bailarines aspiran a interpretar actualmente.
Este ballet es un ejemplo de cómo la gran música y los grandes libretos pueden perdurar a lo largo del tiempo en formas muy diferentes de las dadas por sus creadores; esto es lo que ha sucedido con la novela de principios del siglo XIX Eugenio Oneguin de Aleksandr Pushkin, historia llevada al ballet por Cranko. La música de Onegin pertenece a no menos de cuarenta y seis piezas para piano de Piotr Ilich Chaikovski raramente escuchadas, todas ellas con orquestación de Kurt-Heinz Stolze, entre las que se encuentran la suite para piano Las Estaciones, el poema sinfónico Francesca da Rimini, la obertura-fantasía Romeo y Julieta y extractos de la ópera Cherevichki (Las zapatillas). Curiosamente, el ballet de Cranko no incluye ni siquiera una nota de la ópera Eugenio Onegin de este maestro ruso.
Nacido en Sudáfrica en 1927, John Cranko se convirtió con poco más de veinte años en coreógrafo residente de la Sadler’s Wells Royal Ballet School de Londres. Posteriormente sería nombrado Director del Ballet de Stuttgart, para el cual creó Onegin en 1965, y coreógrafo principal del ballet de la Ópera del Estado de Munich.
La historia de un joven noble desdeñoso, Onegin, quien en un principio rechaza a la aparentemente poco fina Tatiana, pero de quien se enamorará años después, tras su transición a la vida en sociedad, proporcionó a Cranko una narrativa que, con el fin de convencer, exige a los bailarines no sólo los mayores conocimientos técnicos sino también una habilidad para capturar las personalidades y las emociones de los personajes.
La interpretación de Cranko equilibra brillantemente los mundos internos de Onegin y Tatiana creando y manteniendo una tensión dramática que nunca disminuye; desde que bailan como uno solo en el magnífico “sueño” en el pas de deux al final del primer acto, hasta el momento en que se dan cuenta de la imposibilidad de consumar su amor mutuo en la escena final.