Muchos conocen Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi, una de las cumbres de la música barroca y el ciclo de conciertos para violín que sirve de definición al género. Sin embargo, menos gente sabe que la obra de Vivaldi sirvió al compositor argentino Astor Piazzolla como fuente de inspiración y le llevó a componer su propia versión del tema de las cuatro estaciones, impregnándolo de sus influencias características de tango y jazz. El compositor ruso Leonid Desyatnikov combinó los dos ciclos en un solo concierto unificado en 1998. Desde entonces, esta obra fusionada se conoce como Las ocho estaciones. El concierto “Las ocho estaciones: Vivaldi – Piazzolla” en la Ópera Popular de Viena la presenta en todo su esplendor gracias a la habilidad musical de dos solistas, Omer Meir Wellber al clavecín y al acordeón y Jacob Reuven a la mandolina.
Antonio Vivaldi compuso Las cuatro estaciones inspirado por la belleza de la campiña italiana. Publicado oficialmente en 1725, este ciclo de conciertos para violín fue revolucionario para su época y sigue sonando con potencia y frescura casi tres siglos después. La cantidad de creatividad e invención musicales que Vivaldi puso en sus partituras sigue siendo inigualable hasta la fecha, sus metáforas musicales y sus imitaciones de sonidos de la naturaleza no tienen comparación. La respuesta de Astor Piazzolla al original barroco fue compuesta entre 1965 y 1970. El título Las Cuatro Estaciones Porteñas es un guiño a Buenos Aires, su ciudad de adopción.
En el concierto “Las ocho estaciones: Vivaldi – Piazzolla”, la reordenación y la fusión de las obras de Vivaldi y Piazzolla por parte de Desyatnikov son notables. Con su visión creativa, el compositor dividió cada una de las estaciones argentinas en tres partes, siguiendo el modelo barroco. Desyatnikov además insertó pasajes musicales cuidadosamente seleccionados extraídos de las estaciones de Vivaldi en las de Piazzolla, jugando con la inversión climática entre el hemisferio norte y el hemisferio sur. Así, extractos del Invierno de Vivaldi aparecen en el Verano de Piazzolla, impregnándolo de una cualidad trascendental. Con este maravilloso concierto, la Volksoper de Viena les embarca en un viaje musical muy especial a través del tiempo y el espacio.