Cuando Wolfgang Amadeus Mozart llegó a Viena en 1781, tenía hambre de trabajo y de éxito. Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo, en español) le proporcionó ambas cosas. En su estreno, el 16 de julio de 1782 en el Burgtheater, este singspiel obtuvo un notable apoyo popular. El emperador José II, que había encargado la obra para el Nationalsingspiel, su proyecto favorito, habría dicho al compositor: “Demasiado refinada para nuestros oídos y demasiadas notas, mi querido Mozart.”. A lo que éste habría contestado: “Sólo las necesarias, Majestad.” Efectivamente, la partitura destaca por su considerable complejidad y su rico tapiz musical, pero eso no la hace inaccesible ni tediosa en absoluto. Esta ópera cómica presenta las conocidas y queridas melodías fluidas que definen el estilo operístico de Mozart, y ha llevado a generaciones de espectadores a viajes exóticos desde su grandioso estreno. Esta temporada, es el público de la Ópera Popular de Viena quien se embarca en un viaje por Oriente.
A principios de la década de 1780, el emperador austrohúngaro José II se esforzaba por popularizar la ópera en lengua alemana y romper el monopolio italiano sobre dicho género musical. Para ello, creó la compañía "National Singspiel", que estuvo en activo durante unos cinco años y que producía principalmente traducciones de obras ya existentes. Die Entführung aus dem Serail de Mozart sería su mayor éxito compuesto directamente en alemán. El libreto fue escrito por el propio inspector del Nationalsingspiel, Gottlieb Stephanie, a quien Mozart insistió mucho para que aceptara el encargo. En el proceso de composición, puso la música como una fuerza narrativa central y se centró en la creación de líneas vocales emocionantes y memorables porque creía que esa era la fórmula ganadora para conquistar al público. La experiencia, sin duda, le dio la razón.
Die Entführung aus dem Serail cuenta la historia de los enamorados Belmonte y Constanza, que están prometidos. En un ataque pirata, la joven es capturada y posteriormente vendida al pachá Selim, viéndose obligada a unirse a su harén. Pedrillo, el sirviente de Belmonte, también ha caído en las manos de los piratas y se infiltra en la corte del pachá. Consigue avisar a Belmonte de su captura y de la de Constanza y comienzan a urdir juntos un plan de fuga para que los dos amantes se reúnan. Si bien las risas y el final feliz están garantizados, hay suficientes giros emocionantes en la acción para mantener la atención del público de la Volksoper de Viena en cada nota.