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Andrea Chénier, U. Giordano

Poco antes de la llegada del siglo XX, el verismo estaba de moda. Se caracterizaba por una acción rápida y eventos de gran dramatismo que se desarrollaban en tiempo real ante los ojos del espectador. Y en esta emocionante tradición, encontramos Andrea Chénier, drama en cuatro actos de Umberto Giordano. Aunque no se representa con tanta frecuencia como otros clásicos del verismo tales como Tosca, Pagliacci o Cavalleria rusticana, esta obra sigue gozando de reposiciones regulares, sobre todo gracias a las irresistibles partes vocales del héroe, que han ayudado a impulsar a la fama a muchos jóvenes tenores. Andrea Chénier se estrenó en el Teatro alla Scala de Milán el 28 de marzo de 1896. Esta temporada, la Ópera del Estado de Viena vuelve a incluir en su programa esta apasionante historia.

El libreto, del célebre escritor de ópera Luigi Illica, explora la vida del poeta francés André Chénier en el punto de inflexión de la transición del Antiguo Régimen a la Revolución Francesa. El joven forma parte de un triángulo amoroso junto con Maddalena, hija de la Condesa de Coigny, y Carlo Gérard, un sirviente resentido con la aristocracia pero que ama a Maddalena desde la infancia. A medida que la Revolución Francesa sigue su curso y se convierte en el sangriento periodo del “Terror”, los tres personajes cruzan sus caminos cuando Chénier se ve enfrentado a un tribunal por sus conexiones con el Antiguo Régimen. Gérard, convertido en una figura importante de la Revolución, ha tendido una trampa a su rival para que sea castigado, sin saber cuánto lo ama Maddalena. Al darse cuenta del vínculo inquebrantable entre la heredera y el poeta, Gérard se propone dejar libre a Chénier. Pero los tribunales revolucionarios tienen su propia manera de proceder, y el camino hacia la libertad para los dos amantes se estrecha cada vez más.

Andrea Chénier se basa en una historia melodramática narrada en tiempo real, pero los verdaderos puntos fuertes de esta ópera son las arias y los dúos compuestos por Giordano. Las arias a plena voz de Chénier y sus apasionados dúos con Maddalena son mágicos. Tampoco hay que perderse las partes pensativas para barítono de Gérard, que ofrecen una mirada única al mundo interior de este personaje y al giro de sus creencias. La Wiener Staatsoper vuelve a hacer brillar una joya especial del verismo raramente representada en la actualidad.