Su propietario, y quien ordenó la construcción del Palacio, era uno de los banqueros más importantes de su época, el conde Moritz Fries. El edificio fue construido en la segunda mitad del s.XVIII por el creador de la Gloriette en Schönbrunn, el arquitecto Johann Ferdinand Hetzendorf von Hohenberg. La opulenta decoración y el extravagante juego de la imaginación, que distingue a las importantes obras barrocas en Viena, han dado paso a enormes dimensiones, y la compacta estructura del edificio se ve ensalzada de una manera única y encantadora por la entrada y el parapeto. Las cariátides unen tamaño y encanto de una manera perfecta y son, al igual que las figuras yacentes del parapeto, que presuntamente representan el comercio y la libertad, una de las obra de Frank Zauner. Las habitaciones del bel étage están espléndidamente decoradas con espejos, tapices, lámparas de araña y chimeneas. Particularmente hermoso es el magníficamente decorado salón de baile.
Fue solamente varias décadas después de su construcción, en 1842, que esta casa pasó a manos de los Pallavicini y de esta manera pasó a formar parte de los palacios nobles que tomaron sus nombres de sus propietarios posteriores. Este hermoso palacio lleva en manos de los margraves Pallavicini más de 150 años y, todavía hoy en día, la familia epónima sigue habitando en dicho palacio.
Personajes célebres como Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven, así como Grace Kelly y Jackie Kennedy Onassis, han sido algunos de los huéspedes de este palacio. Hay que destacar que el Palacio Pallavicini resultó ileso tras las dos Guerras Mundiales y, como anécdota, cabe señalar además que fue utilizado como telón de fondo en la película El tercer hombre. Es justamente por este rico pasado que el Palacio Pallavicini todavía emana el magnífico esplendor y la atmósfera de los grandes palacios nobles de los siglos pasados.
El Palacio, con sus prestigiosos y espléndidos salones, es administrado hoy en día, desde hace más de 50 años, por el Wiener Rennverein, uno de los tradicionales clubs de caballeros de Viena, quien se encarga de recibir a los huéspedes en las salas del palacio para funciones privadas y oficiales.
El Palacio Pallavicini cuenta además con su propia cocina, y su personal, con sus conocimientos y experiencia, le ofrecen la distinción de la hospitalidad vienesa; si lo desea, puede reservar su mesa para convertir una cena en una verdadera ocasión imperial.
El palacio no puede visitarse interiormente pero sí ser admirado exteriormente. Como último apunte, mencionar que, en los antiguos establos del palacio se encuentra hoy en día la reputada Escuela de Baile Elmayer.
Palacio Pallavicini
En el centro de Viena, formando conjunto con el Palacio Hofburg y la Escuela Española de Equitación, se levanta el elegante Palacio Pallavicini. Como uno de los más interesantes palacios de Viena, fue a menudo, y todavía es, el lugar para recepciones oficiales del gobierno austriaco para monarcas y jefes de estado.